Agujeros

En plena Transilvania existe una cueva glaciar, la segunda más grande de Europa. De nombre Scarisoara está situada en el parque natural  Apuseni, y es parte de la cordillera de los Cárpatos, a dos horas en coche al oeste de Cluj Napoca. En verano la temperatura en el exterior es considerable puede que más de treinta grados, a medida que bajas por un gran agujero rocoso con las paredes cubiertas de frondosa vegetación notas el aumento de humedad, por un momento parece una zona tropical.

Desciendes por una escalera de metal con descansillos en la propia roca, la pendiente es considerable y una vez llegas al nadir las escaleras pierden algún peldaño. En el último paso metálico divisas nieve y el metal torna en madera para entrar caminando sobre una pasarela en la cueva, como levitando sobre un mar de hielo y agua cerca de los 273 K.

La caverna es muy amplia, del techo rocoso surgen carámbanos y la condensación es notoria. Al fondo se encuentra la catedral, una zona de estalagmitas milenarias formadas por hielo impoluto y virgen, un centenar, de diferentes alturas y formas que recuerdan a los castillos de arena que hacía de pequeño en la playa con la arena mojada, dejando gotear de mis manos de niño la arena muy húmeda, formando alminares puntiagudos.

Cave in

Como cierre del festival Primaverasound 2011 Mercury Rev miraron hacia atrás en su discografía para retomar su disco Deserter´s songs. Idea de la promotora All Tomorrow´s Parties  los «Don´t look back» son conciertos únicos donde un grupo retoma un disco significativo y lo ejecuta por orden y en directo, algo poco usual. Algunos lo tachan de revisionismo pero a mí me gusta la idea, así he visto  a Sonic youth romper a guitarrazos el Daydream nation, a John Cale interpretar con orquesta su Paris 1919 o a Slint calcar su Spiderland, entre otros.

Este disco en cuestión es una anomalía en la discografía de los de Buffalo, un punto de inflexión y, particularmente, el único que me gusta. Si Hunter S. Thompson describiera esa colección definiría sus primeros discos como una droga de juventud, barata y gamberra, alucinógena, pirulas, speed, hachis culero, exhibicionismo, expresionismo de brocha gorda.

Sus discos posteriores son de cuarentones farloperos, maduros y con pasta, marihuana selecta, el expresionismo ha derivado a puntillismo, a barroquismo superfluo, a sinfonismo epatante.

Deserter´s songs (1998 V2) sería como la denostada heroína, de placer pecaminoso con cierto bajón chungo, es un disco que sin ser triste evoca cierta melancolía, cierta aura maldita y perdedora, la portada del disco lo complementa en esta visión.

El concierto en el Poble espanyol, fue un desastre, con Donahue haciendo de director de orquesta, agitando la varita como una mariposa que bate las alas con brazos interminables, no supieron interpretar esa pérdida, ese ensimismamiento necesario, esas ausencias, esos agujeros…

PD: a diferencia del periodista gonzo, yo no he catado ninguna de las sustancias que adornan esta entrada, ni una, lo más fuerte que he saboreado fue un chupito de terbasmin jarabe, que me dejó palpitando un día.